lunes, septiembre 11, 2006

Crédito Corfo o cómo perder la fe en el sistema


Hasta noviembre del año pasado trabajé en una corporación política que buscaba reencantar a los jóvenes con la política. Se trataba de continuar con un desafío personal que partió en cuarto medio con mi postulación al centro de alumnos de mi colegio y que siguió con el centro de alumnos de mi primer año en periodismo justo después de aburrirme a morir con las obligaciones estudiantiles y eternas discusiones casi sin sentido de la mítica toma de sociales en la Chile el año 1997.

Entrar a trabajar en esa corporación fue mi manera de reencantarme con la política y trabajé en ella por más de dos años, por un sueldo bastante mínimo y la precariedad propia de este tipo de instituciones que no pertenecen a la derecha.

Mi salida fue abrupta, hasta fea, motivada por un también abrupto recorte de fondos y avisada por teléfono un mes después de mandar mails para saber cuándo se dignarían a pagarme los pocos pesos que me debían. Pero aun así mantuve mi fe en la política como alternativa.

Hasta hoy.

Mi novio es bastante conservador y eso nos ha llevado a varias discusiones agotadoras, pero de alguna manera las pude sostener hasta ahora porque podía defender cada punto que se cuestionaba cual Mujer Maravilla con sus brazaletes mágicos. Hasta ahora.

Desde abril vivo y estudio en Baires, con unos horarios que abarcan gran parte de mi día. Más bien todo mi día, todos los días. Me fui con ahorros y apostando a que saldría pronto la beca del Fondo de Fomento Audiovisual, al cual postulé con un proyecto de Formación en crítica y teoría de cine en Argentina. Como los fondos tardaron mucho en salir (las bases aparecieron dos meses más tarde de lo programado y los resultados se sabrán, supongo, en octubre), decidí optar por mi plan B: Crédito Corfo para estudios de post grado.

Bueno, todo mal.

El Crédito Corfo para estudios de post grado es en verdad un crédito al cual se opta, si uno no está trabajando porque básicamente pasa todo el día estudiando, presentando un aval que además de ganar cerca de un millón mensual debe tener patrimonio. Léase por lo bajo un auto, aunque en realidad tiene que ser una casa. Es un crédito que en verdad entregan los bancos de la banca privada y donde el Banco Estado brilla por su ausencia. Es, por lo tanto, un crédito que se da según las normas de estos bancos, las que además del super aval incluyen una tasa de interés que bordea el 7% anual, donde si pides 4 millones vas a tener que pagar 2 millones en intereses. Es un crédito donde la Corfo pasa la plata pero el banco decide a quién se la da, sumando sus propias reglas como que el mínimo a solicitar es de 500 UF (cerca de 8 millones), aunque las normas de la misma Corfo no establecen un mínimo, sólo un máximo, y que puede ser solicitado sólo por carreras tradicionales. Es decir, una periodista como yo, salida incluso de la Católica, no es material de crédito para uno de estos bancos.

Mi Plan B me ha tenido hasta ahora tres semanas extras en Chile, perdiendo las clases que pretendo pagar con el crédito que no me quieren dar. La última negativa fue precisamente por una "política del banco", que consiste en sumarle al aval la deuda de su cónyugue, que como resultó ser hipotecaria generaba un universo de deuda impegable.

Entonces hoy hablo por teléfono con mi novio, que está en Baires, y él me dice que cuando vuelva tenemos que hablar sobre todo este tema de las políticas educativas del gobierno y del Estado de las que tanto hablaba yo con orgullo en el pasado, y a mi me pasa que esta vez no tengo cómo defender mi punto, porque mi punto es indefendible.

No estoy pidiendo las 3 mil UF máximas que se pueden solicitar. Nop, sólo pido 4 millones y estoy dispuesta a pagarles groseros 2 millones de intereses porque no tengo otra manera de costear los estudios porque estoy todo el día estudiando. Entonces si mis papás no me pueden mandar plata y no tengo tiempo para trabajar -porque mi magíster es brutalmente exigente, además de extremadamente largo y quiero sacarlo lo antes posible- básicamente no puedo hacer nada más. Cruzar los dedos de que salga el Fondo luego y me gane la beca, porque para posgrados humanistas en Argentina la oferta de becas no es especialmente grande.

Si es un Crédito Corfo para estudios de postgrado, ¿por qué tengo que lidiar con un banco que me somete a reglas incluso más estrictas que las del crédito hipotecario o de consumo? La verdad no lo sé y esta vez sí que no tendré manera alguna de defender al sistema, porque oficialmente he perdido la fe en él.