jueves, diciembre 27, 2007

Sobre la condición del inmigrante

Porque uno lee en las noticias estas historias terribles de cosas que pasan con los inmigrantes que tratan de llegar a Europa o la gente que vive en campamentos y se ve todo tan lejano, hasta que te das cuenta -guardando las distancias de que OBVIO que mi situación es mil veces mejor- de que uno también es inmigrante.

Y qué significa no jugar de local? Básicamente que toda tu red de soporte se ve dramáticamente reducida a su mínima expresión y hay que arreglárselas sola, más sola que nunca. No me puedo quejar mucho, porque he hecho grandes amigas acá y porque mi novio venía con la familia de su mejor amigo incluida, tons tengo pelambres entre chicas y domingos familiares. Pero igual nunca es lo mismo, porque el quedarse sin red de apoyo te da la oportunidad de partir un poco de cero y eso es bueno porque puedes ser un poco quien quieras y es malo porque te quedas sin material para tallas internas y, más que todo, sin poder gritar HELP! clamando para que la carga de la brigada ligera venga en tu ayuda cuando lo necesitas, pues están en otro país (el suyo).

La reflexión no es gratuita, es más bien producto de un fin de semana de locura total que parte el viernes con alaridos de mi novio por dolor en el estómago. Hay que establecer que mi novio NUNCA se enferma, tons verlo retorcerse del dolor era cualquier cosa menos normal. Decidí llevarlo a la guardia del hospital más cercano y después de largas y vomitadas 4 horas de observación los doctores anuncian que TIENE APENDICITIS!!! y que lo van a operar.

Cómo podría yo expresar lo mucho que me morí de susto en ese momento? Por ahí sirve comentar que mis ojos se llenaron de lágrimas cuál dibujo animado, pero me las tragué de vuelta para ponerme toda profesional y acribillar al doc con mil preguntas de lo que había que hacer y lo que tenía que traer. Y después de hacerme la bacana con los doctores salgo al patio a llorarle vía telefónica a M1 porque mi novio está con una tripa que le revienta y yo no tengo a mi mamita linda para que me diga que todo va a salir bien o a Felicity para que me traiga café y me cuente cosas graciosas evitando que sucumba ante el pánico. O por último a la madre de mi novio, para que ella tenga que leer y firmar el consentimiento informado, donde básicamente te dicen que el novio se puede morir en la mesa de operaciones, todo expresado de la manera más tétrica posible.

Tipo 22 horas figuraba todavía sin almorzar y esperando noticias de mi novio, quien estaba en un quirófano tan menos glamouroso que el de Grey´s anatomy, sin poder evitar lo mucho mejor que me habría sentido con McDreamy consolándome. La fiesta de fin de año de la escuela de crítica perdía mi participación y solo la presencia de Juano y Martu evitó que me muriera de la angustia. La operación salió bien y mi muy anestesiado novio no se da cuenta de mi existencia cuando le pregunto qué necesita. Con cargo de consciencia profundo parto a "dormir" al depto tipo 2 de la mañana, para cerrar los ojos a las 4 y abrirlos a las 7. Partir al hospital para el cambio a la sala de recuperación y comenzar la serie de viajes para comprar cosas, llevar almohada y frazada, cambiar el pasaje, además de sostener la bolsa mientras vomita producto de la anestesia, auxiliarlo con el pis y hacer guardia mientras el joven en cuestión duerme todo el día. Al final era mejor que durmiera porque cada vez que se despertaba estaba sufriendo en mala.

La noche del sábado la pasé ahí, durmiendo en una de las camas no ocupadas (eran 4 en la pieza), siendo odiada por la enfermera cada vez que le avisaba que el suero se había acabado y en la mañana del domingo ya somos amigos con el roommate de mi novio, que también había sido operado de apendicitis y su hermano. En la tarde dormir de verdad en el depto un par de horas, avisar a más gente, coordinar navidad fuera del hogar y preparar el depto para el alta del día siguiente. La dormida en el hospital del domingo fue menos feliz, pues había una sola cama disponible y eso de que la gente duerme bien en una silla apoyada de la cama del enfermo es pura ficción de series de tv. Despertar el lunes con tortícolis, desayunar café con leche para tratar de disimular que sólo conseguí cerrar los ojos por unas dos horas y pensar en lo raro que era estar un 24 de diciembre en otro país (suelo viajar para las fiestas), en un hospital y con mi novio tajeado en el estómago.

Después de una pequeña crisis ante la posibilidad de que el alta recién se concretaba el 27 de diciembre y la celebración de la navidad se llevara a cabo en el hospital, llegó el jefe de cirugía del lunes y despacha a todos (incluido el socio que llegó el sábado en la mañana a ocupar mi cama). Y abrazos y "felices fiestas" para todos, que nos vamos del hospital, mi novio y yo, los inmigrantes chilenos en baires.

Lo bonito de todo? Que la salud en baires no discrimina al inmigrante y que todo salió gratis.