domingo, marzo 16, 2008

Epifanía

Me pasó el miércoles pasado, en una cena de despedida que me organizó una de mis amigas de Santiago city. Sentadas todas, comiendo, tomando, celebran y riéndonos de una manera que pensé estaba perdida, pero que al mismo tiempo era nueva. Sentadas todas, con ataque de risa, me golpeó mi epifanía: mi cambio de código postal ha implicado un sacrificio más grande de lo que había sido capaz de asimilar, porque me estaba perdiendo eso, a mis amigas, esas conversaciones, esas risas, esa felicidad tremenda por la fortuna por tenerlas en mi vida cada día. Y se me llenaron los ojos de lágrimas, me dio una pena tremenda al pensar en todo lo que me había perdido y por primera vez me planteé la posibilidad de no tener que partir de nuevo porque ya había encontrado mi casa.

Pero no lloré y en cambio celebré el honor de tenerlas en mi vida pese a la distancia.