domingo, octubre 31, 2004

Amigo es...


Hace mucho rato que no escribo, mucho-mucho.

El viernes estuve en el cumpleaños de una amiga a quien no veía hace bastante tiempo ya y me encontré con varios amigos de la u. Es raro no ver a la gente que se quiere en tanto tiempo, pero esta vez al fin no me quedé con esa desagradable sensación de que nos habíamos visto pero no en verdad. Como buena periodista uno se acostumbra a no ver a la gente y conformarse con los titulares de su vida, pero no hay nada más que eso, ni un poco de profundidad y el tiempo actúa de nuevo y perdemos cada vez más. El problema se agudiza cuando además damos titulares copesa y nos mostramos como grandes truinfadores, sin saber qué pasa en verdad en nuestras vidas y corazoncitos. Por eso me rebelé el viernes -por eso y porque como ando especialmente bajón buscaba un poco de solidaridad-, y no dejé que volviéramos a pasar las horas hablando de lo mala que es la televisión chilena y de las fabulosas nuevas series del cable (Nip/tuck acabó con mi proyecto de disminuir la cantidad de series vistas)
Lo bonito de todo, contrario a todos los pronósticos, es que pudimos hablar de las malas cosas sin terminar cortándonos las venas. Fue más bien una catarsis necesaria y un recordar que los amigos tenemos que estar en las buenas y en las malas. Yo no me siento tan solita, sigo igual de perdida pero al menos sé que puedo mirar para al lado y reírme con mis amigos de los divertidos que nos vemos sin cachar lo que queremos hacer. Hacer unos pocos planes para la semana siguiente y pasarlo increíble sin tomar una gota de copete.

Se me había olvidado lo mucho que quiero a mis amigos.

lunes, octubre 18, 2004

Cambios


Mi casa es en estos momentos un verdadero campo de batalla. Desde que mi hermanita hermosa se fue a París he tratado de cambiarme a la que fue su pieza (que recientemente recibió una buena mano de pintura y no es el desastre que es la mía), pero no me ha resultado del todo. El asunto es que está lleno de cajas que le pertenecen, mi hermano subió su pc a la pieza que era mía y ahora es una suerte de escritorio virtual y además está mi desastre. Aunque ya cambié mi cama para el otro lado, estoy en una suerte de punto muerto porque no hay espacio para poner o sacar nada. Mal. Se hace urgente entonces ordenar. Mal.

Y sobre personas que se van, mi novio parte a Europa la próxima semana. El muy envidiable se va de jurado al festival de cine de Londres y después va a pasar sus vacaciones recorriendo algunos países más del viejo continente. Ok, secretamente lo odio en serio porque va a visitar a mi hermanita y a mi amiga Vero, cosa que en verdad me muero de ganas de hacer, pero también estoy cómo tan feliz porque el muchacho en cuestión hace rato que no tiene vacaciones y éstas van a ser las mega vacaciones. Mi felicidad encierra un poco de egoísmo, porque el hecho de no haber tenido vacaciones en tanto rato lo tiene convertido en un hombre que lo menciona muy a menudo y eso puede ser agotador. Entonces, ahora él lo pasa bien, se relaja, viaja, conoce y disfruta y yo a su regreso tengo novio feliz. Excelente.

Y sobre las pegas sólo puedo decir que los cambios se deberían venir y espero que vengan, pero a veces tardan más de lo que uno quiere. Un amigo que me sacó la suerte tipo marzo me dijo que este sería un año para aprender, pero no para triunfar, no mucho. Y bueno, mi amigo tenía razón, he pasado por momentos en que creo que en verdad lo conseguí, que ya llegué a la pega que me toca en este momento y que voy a permanecer en ella por un rato, pero sigo dando vueltas y trabajando en cosas que si bien me dan de comer y me sirven para darme cuenta de lo que quiero y lo que no, así como feliz-feliz no me tienen. Una amiga dijo que todo era culpa del puto año del mono y nos alegramos pensando que faltaba muy poco para que se acabe. No me voy a dar ni cuenta y ya estaré preparando mis maravillosas galletas de navidad.

Prometo intentar documentar este y tantos procesos.

lunes, octubre 04, 2004

Eterno resplandor de una mente con recuerdos felices


Y aunque isabelicity podría pensar que mi motivación para este post es lograr más visitas (ella me dejó muy claro que los blogs depresivos no son populares), escribo más bien porque hace mucho que tengo ganas de escribir esto.

Hace ya algunas semanitas vi Eterno resplandor y me dejó feliz. Hace mucho que no salía tan feliz del cine y eso no es menor porque la película se trata básicamente de estar enamorado y de recordar, de lo que queremos o no recordar y eso es bueno para una niña como yo, que está en un momento en que encuentra que la gente no termina feliz para siempre porque prefieren separarse antes.

García vió hace un tiempo una película oriental que hablaba de los recuerdos, de los recuerdos felices y me dijo que tenía miedo de que yo no los tuviera. Supongo que en ese momento García tenía un poco de razón porque yo soy medio pegada con las fases tristes y seguramente estaba triste entonces. Pero ahora le puedo escribir estas líneas para contarle que sí tengo recuerdos felices:

- Cuando estaba en cuarto básico hicimos una carrera en la hora de gimnasia. Se trataba básicamente de correr, competir y ver fracasar al otro, pero terminamos todos jugando en el suelo, llenos de polvo, asumiendo que éramos una gran familia y nos cuidábamos los unos a los otros. Hasta la fotografía era hermosa porque estaba atardeciendo y con tanto polvo la luz del sol se filtraba maravillosamente.

- Cuando llegué a Machu Pichu y me enfrenté a toda esa belleza. Hace poco me había enterado de que no quedé en arqueología y sentía que todo mi viaje a Perú no tenía ya mucho sentido, pero fue alucinante. Se mezcla un poco con mi titánica subida a las ruinas que quedan justo en la parte de arriba del Cuzco, porque casi no quedaba sol y partíamos al día siguiente. Entonces yo subí esos millones de escalones casi volando, para llegar y recorrer todo antes de que llegara la luna. Y fue increíble, recuerdo que estaba demasiado flaca porque casi no comíamos nada y sin embargo fui super poderosa para conocer ese lugar.

- Cuando estábamos con las niñas en Viña y pasamos a la playa después de ir a un karaoke. Yo estaba en mi fase sólo tomo tequila margarita y eso colaboró bastante a que calculara mal la distancia del mar y terminara algo mojada, pero estaba tan feliz, tan libre.

- Cuando bailé por primera vez con mi novio en el living de su depto. Nos estábamos yendo y él me tomó para que bailáramos antes. Yo recuerdo que pensé claramente "esto es pura felicidad".

- El segundo día del paseo del ombligo, cuando con García y Cabezona nos sentamos en la playa. Yo me sentía muy mal, pero estábamos ahí sentadas felices, tranquilas, aprovechando el delicioso sol que nos llegaba.

- Cuando Humberto H. escribió mi descripción para un trabajo de la universidad. Pocas veces me he sentido tan bella.

- Cuando García y la princesa Panchita, cada una en su momento, volvieron del viajo continente.

- Cuando este verano me atreví a reventar olas en Pan de Azúcar.

- Cuando me vi por primera vez publicada.

- Cuando Moreno me dijo que no me podía ir del programa porque si lo hacía tendría que explicarles a mis compañeros que por mi culpa se acabó todo.

- Cuando las niñas gritaron mucho para mi graduación.

Esos son algunos, por ahora me guardo los otros y sigo tratando de juntar más. Supongo que el más evidente será nuevamente en el aeropuerto, cuando mi querida Vero regrese.