martes, octubre 30, 2007

Atlántico: Check!



Uno de mis subplanes del plan Baires era conocer el Atlántico. Me alegra informar que el objetivo fue alcanzado.

Con el Atlántico nos conocimos en un viernes de lluvia torrencial y nos volvimos a ver la noche siguiente. No metí mis pies en él sino hasta el domingo y aunque es igual de frío que el Pacífico, fue uno de los momentos más felices del año.

(Foto: Pinamar, octubre 2007)

jueves, octubre 11, 2007

Amanecer



La última vez que el amanecer me pilló caminando por la calle fue en París.


Volvíamos al estudio de mi hermanita bella y estábamos muy cansadas. Yo, de haber bailado como loca música techno que dejaba mucho que desear pero que se compensaba con el hecho de que hace años que no la revivía (y bueno, que era re ondero estar ahí, en París, en una estación de subte convertida en discoteque bailando). Ella, de haber perdido las ganas de bailar desde las 3:00 de la mañana y tener que aguantar hasta las 5:30 pues su hermanita menor era feliz.


Caminamos hasta el subte y nos tomamos el tren que iba rumbo a su hogar (estación Pere Lachaise). Ella trató de dormir un poco en el trayecto y yo volvía a mirar (era mi segunda amanecida en la ciudad), emocionada, ese París que empezaba a despertar, tan cinematográfico y personal al mismo tiempo.


El amanecer del domingo me pilló con mis amigas M1 y M2 caminando por las calles de Gonnet, cerca de La Plata (que no es lo mismo que Mar del Plata). Habíamos ido a la fiesta de clausura del Festi Freak y el plan de tomar un taxi de vuelta se transformó en una odisea de proporciones temporales cercanas a las dos horas, donde casi nos volvimos locas con la espera pero nunca estuvimos ni cerca de matarnos. M1 estaba colgada a su celular tratando de contactar a la central de radio taxis que no nos había ido a buscar, yo corría como poseída (por la desesperación, si me preguntan a mí) de una esquina a la otra tratando de conseguir un remis, mientras M2 continuaba en el estado de trance por agotamiento que nos había motivado a irnos de la fiesta.


Después de un buen rato de espera asumimos nuestro destino, decidimos reagrupar fuerzas y comimos papas fritas en un localcito que estaba abierto a esas alturas (y ganando clientela gracias a la escasa e ineficiente flota de taxis de La Plata). M2 encontró unas modenas y partimos a tomarnos el micro que nos llevaba a la casa de M1.


En el trayecto de La Plata a Gonnet el sol terminó por alcanzarnos y aunque estaba muerta de frío caminaba feliz. En mi primera visita a la ciudad todo era nuevo para mí y miraba con ojos atentos el camino que me mostraba la famosa Ciudad de los Niños inaugurada por Perón en el 51 y un paisaje que me recordaba a Viña del Mar, pero sin mar.


Para cuando nos bajamos el amanecer ya nos había encontrado y caminábamos muertas de la risa pensando en lo gracioso que debió haber sido vernos desde fuera mientras cruzábamos de una esquina a otra tratando de conseguir un taxi. Yo pensé que quien nos viera habría notado que nunca nos peleamos, pese a los fácil que hubiera sido en esa situación.


Me quedé un rato atrás para sacar la foto y después de hacerlo miré hacia adelante y vi con nuevos ojos a M1 y M2, a mis amigas M1 y M2.


(Foto: Gonnet, La Plata, octubre 2007.)