lunes, septiembre 20, 2004

Ciclos


El sábado, después de un asado capaz de convertir a cualquier ser humano despiadadamente carnívoro en vegetariano, fuimos a ver Before sunset al cine Hoyts de La Reina (mi favorito de la vida si me preguntan). La verdad es que creo que era muy pequeña para la primera parte de la película, como que no me llegaba especialmente porque en ese momento los protagonistas tienen unos dos años menos que yo actualmente. Pero tenía ganas de verla igual.

Para mi lo maravilloso del cine es cómo algunas películas entran en tu vida en el momento preciso, y así fue con Before sunset. Ahora la película me mostró toda la melancolía que estaba pasando por mi mente, por mi corazón (odio la palabra, es tan cursi aunque uno no lo quiera así). Y es un poco querer volver a los 23, tener esa edad maravillosa donde lo pasé tan increíblemente bien y jugaba a estar preocupada por cosas que se suponían serias pero que no lo eran en verdad. Pura melancolía de querer volver a ser más chico, más idiota y menos consciente de todo lo que pasa. Y mientras yo pensaba lo fabuloso que era entender inglés porque estaba sentada tan adelante que tener que leer los subtítulos habría sido una tortura, pensaba en realidad que ese París era el paisaje de mi hermana, que en algún momento yo estaría allá con ella y caminaríamos juntas al café-picada que ella conoce y que le encanta. No fumaríamos porque ningua de las dos lo hace, pero hablaríamos como locas y cuando se acercara la moza ella le hablaría en su perfecto francés y yo tendría que asumir que estaba pidiendo todo bien. Tampoco ordenaríamos café porque no nos gusta demasiado. Y entonces iríamos juntas a todos lados y ella me mostraría con sus ojos el París donde habita y yo por fin podría compartir ese paisaje y almacenando como loca todos esos momentos.

Supongo que lo que pasa es que me hubiera gustado aferrarme más a mis momentos de los 23 años para quedarme allá. Love is here de Starsailor me transporta a los 23, a Valdivia en los 23 y lo maravilloso que fue cruzar la ciudad rumbo al hostal para ir a cambiarme porque estaba toda mojada, solo para terminar toda mojada de nuevo cuando partí de vuelta rumbo al cine. Y es que ahora me siento al borde de la adultez, me siento tan a punto de ser grande que todos los recuerdos de mi infancia están en mi retina y creo que podría llorar por cualquier razón. Si mi hermanita viajera vuelve en tres años más estaré tres años más cerca de los 30 y ahí no podré pretender que todavía soy chica. Siento que con la partida de mi hermanita viajera se acabó un ciclo tremendo y simplemente no quiero comenzar el otro, pero no está en mi poder decidirlo. Tener 25 es más aterrador de lo que nadie nunca me dijo.

Los protagonistas pasean por el Sena, París tiene un sol precioso y yo siento como la película me va mostrando más y más de todos esos detalles que no conozco, que me estoy perdiendo, que están almacenados en otra parte. Y todos me dicen los fabuloso que es que mi hermana viaje y lo fabuloso que es tener que ir a verla. Y yo pienso que es tan adulto poder juntar la plata para ir a verla y tan horroroso pensar que después de una semana a su lado me voy a tener que despedir de nuevo. Pura melancolía, incluso en el futuro, que me tiene con los ojos ultra hinchados.

jueves, septiembre 16, 2004

Y se fue


La semana pasada fue en verdad del terror. Mucha pena todo el rato y sabiendo que los días avanzaban y que casi no quedaba nada para el domingo. El viernes fue una de las tantas despedidas de mi hermana, está vez en la casa de su novio y la verdad es que no me molestó pasar todo el rato en la cocina para que ella se divirtiera y así lo hizo.

El sábado tratamos de celebrar el cumpleaños de mi hermano pero inevitablemente terminó como otra despedida más de mi hermana viajera. Si hasta se coló una amiga suya que decidió instalarse en la mitad del sillón de tres cuerpos y no dejar que nadie se pudiera sentar. No pude más y entre la maldita oscuridad que un día como el 11 de septiembre entrega a los santiaguinos de la periferia, me escondía en la cocina para recibir una de las tanats sesiones de abrazos para tratar de atenuar mi penita.

Creo que en los últimos dos años no nos veíamos demasiado con mi hermanita viajera, de hecho siempre fuimos buenas para pelear y agarrarnos incluso literalmente de las mechas. Hay peleas que se pueden inscribir en los clásicos familiares y si no fuera por el pasado de mi hermanita viajera con la mayor de mi hermanas, creo estaríamos en el número de uno de las peleas familiares. Bueno, ahora me queda sólo eso, un montón de recuerdos y los mails que estarán por venir. Tengo más pena de la que creía que iba a tener, el domingo fue tan doloroso que volvió a mi la ronda de abrazos para consolarme y la jaqueca con los ojos hinchados. Incluso ahora me da penita y supongo que estoy de duelo porque mi hermanita gemela se me fue.

Eso es, Sol en duelo.

lunes, septiembre 06, 2004

Hemos comenzado


De puro curiosa y para poder postearle algo a una amiga terminé haciendo mi propio blog. Leí en una Rolling gringa que el asesinato de una joven fue resuelto gracias a los blogs de sus asesinos. La profesora del ramo donde soy ayudante dijo que las personas que tienen estas páginas olvidan que son públicas y terminan siendo diarios de vida abiertos a quien quiera mirar dentro de ellos. Ok, estoy tratando de superar la paranoia.

Mi hermana Claudia parte el domingo a Francia, se va por lo bajo dos años y me da una pena terrible. He vivido 20 de mis 25 años con ella, en la misma pieza y aunque semejante sensación de encierro podría hacer que muchos deseeen que su hermana parta, a mi me produce un temor espantoso. La voy a extrañar, pero también le voy a poder dar este link para que lea lo que me pasa.

Es oficial, hemos comenzado.