jueves, diciembre 16, 2004

Buenas nuevas


Hace un rato que no escribo y tengo muchas ganas de hacerlo hoy porque tengo buenas noticias que contar. Noviembre fue un mes bien oscuro, de estar triste y solita, aunque con la compañía de mis amigos maravillosos y mi disfuncional pero fabulosa familia. Tuve mucho tiempo para pensar, para revisarme, fue un proceso largo que me ha dejado muy fortalecida, con la idea de que puedo enfrentar las cosas de mejor manera.

Noviembre se acabó de pronto y llegué a un diciembre cargado de buenas vibras y noticias. Yo llevo más de un año trabajando free lance para una corporación y uno de sus colaboradores me llamó porque su empresa necesitaba a una periodista. La llamada fue un miércoles, mi entrevista el jueves y el viernes dije que sí, para estar trabajando el lunes. Es una empresa de comunicaciones muy entretenida y relajada, donde se trabaja harto pero muy en buena. Y como si no fuera suficiente, porque me dejaron continuar con mi trabajo en la corporación, me llamaron de la revista donde colaboraba antes para ofrecerme un tema, reactivar otro que estaba entregado y hacer pauta, para aceptarme tres temas más. Estoy con harta pega pero super feliz, muy encaminada a cumplir mis proyectos de viajes, irme a vivir junto a una amiga y comprarme un computador. Y además estoy escribiendo, lo que es una de mis grandes pasiones.

Lo de irme a vivir con mi amiga es de las mejores invitaciones del año. Cuando me preguntó sentí tanta claridad sobre lo que tenía que hacer, que fue un empuje maravilloso para continuar en mi camino a salir del bajón. Irse de la casa de los padres implica aperrar heavy y siento que eso es algo que debo aprender.

La sinusitis de la semana pasada dio lo mismo, porque al fin puedo decir que salí del lado oscuro de la fuerza. Además, por fin tengo en mi poder el dvd del Desierto Rojo, de Antonioni y terminé mi diplomado de cine con un cortometraje que me dejó muy feliz. No me puedo quejar, la vida es maravillosa por estos lados.

sábado, noviembre 20, 2004

Vamos al parque

Esta semanita no ha sido muy feliz, ando medio bajón y eso me carga. Pero está bien, hay que asumir los momentos más tristes para salir adelante.

El jueves me asumí así, triste y como pasar la noche llorando implica para mi amanecer con el rostro desfigurado por mi ojos hinchados, decidí pasar la tarde con lentes de sol y saltarme mi clase del diplomado. Pasó mi hermana verme y nos fuimos a juntar con mi hermana casada, su delicioso hijo Nico y mi madre. Se supone que íbamos a ir a tomar once, pero primero pasamos por una plaza que queda cerca de Manquehue. Mi sobrino es el niño más rico del mundo y verlo correr con la torpeza que entregan los casi dos años de vida que tiene es lo mejor. Yo que andaba muy de falda terminé en la tierra jugando con él a llenar un balde y hacer moldecitos con arena mojada. Claro que tiene serios problemas de concentración y lo pierdes cada vez que un niño pasa por el lado. Tampoco es muy generoso, le viene el ataque de apretado cuando algún niño o niña quieren jugar con él y aunque lo pasa bien persiguiendo en conjunto la pelota, cuando es otro el que la agarra se acaba la camadería.

El día estaba delicioso y después de un rato de jugar me subí a un columpio. Una suerte de primo lejano se murió una vez en un columpio, no sé muy bien cómo es la historia, pero al parecer la estructura que los sujeta estaba vencida y el golpe rompió su cráneo. Ergo, jamás he podido relajarme del todo el un columpio. Justo cuando empiezo a tomar mucho vuelo imagino que todo se desarma y yo tardo mucho en poner los pies en el suelo. Pero en mi adorado viaje a Valdivia de este año encontré un columpio en medio de un parquecito al que me gusta decirle bosque. Entre medio de unos árboles gigantes pude comenzar mi terapia de acercamiento y poder estar ahí, sentada, relajada, aunque sea leyendo. Después de un rato me columpié y creo que hay pocas sensaciones más agradables que ver aparecer al sol entre las ramas y tocarte el rostro gentilmente, mientras vuelves a bajar sabiendo que ya regresas.

Entonces el jueves decidí seguir la terapia y la sensación volvió a mi. Aunque los árboles claramente no era tan milenarios como los del sur, servían perfecto para jugar a esconder y descubrir el sol. Y lo mejor era que mientras volaba podía ver a mi sobrino jugando con otros niños y a mis hermanas con ataque de risa.

Fue una tarde excelente.

jueves, noviembre 18, 2004

Welcome to hell

El viernes pasado era Creamfields y la verdad es que con la lluvia que no paraba de caer me di cuenta de que la noche iba a terminar mal y me vino un arrepentimiento total al recordar el sábado anterior pidiéndole a la Lino que me comprara una entrada. Errores del demonio.

No paraba de llover y traté de ver las cosas desde un punto de vista más alegre pensando que podría volver a usar mi demasiado taquillera chaqueta de cuero, ya que con tanta lluvia era lo mejor para no mojarse ni pasar frío. Retomar las botas y partir a bailar, porque tenía muchas ganas de bailar. Mientras estábamos en el eterno taco para entrar a la Ciudad Empresarial la lluvia empezó a caer en mala y yo a cuestionarme la factibilidad de llegar a algún lugar sin ahogarse, o al menos, no demasiado empapada. El que nos hicieran estacionar a más de 10 cuadras del evento ya auguraba una mala noche y el quedar tan al fondo de un sitio baldío no ayudaba. Pero yo seguía en mi estado de ánimo positivo, aunque ahora me gusta llamarlo ingenuo. Ok, llegamos mojadas y en el lugar en cuestión sólo habían tres míseras carpas esperando recibir a las 15.000 personas. No hay manera de no caerse en el barro y cuando llegué toda mojada al hediondo baño químico consideré la posibilidad de quedarme ahí toda la noche, total igual se escuchaba la música. Me devuelvo a la carpa y tratamos de bailar con la Lino. No lo conseguimos, la gente está muy ocupada en empujarte y por ello no me parece muy descabellado ir a al escenario principal, sin techo protector, a escuchar la canción de Groove Armada que tanto le gusta a la Lino. Para cuando llegamos a la segunda carpa tengo hasta los calzones mojados y el resfrío es inminente.

Sigo tratando de bailar y me siguen empujando. La mala vibra se apodera de el lugar y no hay forma de pasarlo bien. En serio, no hay forma. Tipos ebrios y yo arrancando de ellos sólo para volver a encontrármelos más adelante. Me voy a terminar agarrando con alguna de las odiosas minas mojadas que no tienen problema en pasar encima mío. Estoy tratando de pasarlo bien pero no me resulta. Me concentro, bailo, fumo, recibo un empujón, sigo tratando de bailar, tres tipos pasan por arriba mío. Es oficial, soy invisible y no hay manera de pasarlo bien. Es oficial, por más que quiero tenemos que irnos y yo perdí 12 lukas. No importa, no es tan grave hasta que tratamos de llegar a la salida y el barro entra a mis botas. Hace rato que mis calcetines están en la punta de mis pies y ni mi pantalón corto se salva del barro. Estoy enterrada y sólo puedo caminar a menos de un kilómetro por hora, mientras la implacable lluvia me moja y me moja. Estoy empapada y quiero a mi mamá!!!!!!!!

Logramos salir y temo, esta es la última vez que salgo con mis botas regalonas. No hay posibilidad de rescatarlas. Caminamos las 10 cuadras de vuelta sólo para darnos cuenta que el auto está encerrado. La Lino sale en una búsqueda que duró una hora por alguien que nos ayude o al menos nos de una explicación. Yo estoy metida en el auto y sé que no hay manera de evitar la pulmonía. Sale un tipo del costado y uno de los giles del estacionamiento mueve nuestro auto para poder salir. La Lino no responde a mis 10 llamados y estoy a punto de llorar. La Lino llega y yo me vuelvo mala. Rayamos y rallamos aquel auto. Nos subimos y nos vamos. Nos equivocamos de calle, nos devolvemos y cuando llego a casa la ducha me espera. Como guagua recién bañada me meto a la cama y me doy cuenta de que acabo de vivir una de las peores noches de mi vida.

El domingo agarro el diario y leo: Estafa en concierto de Groove Armada. Ni siquiera me mojé por la gente correcta, no eran ellos.

domingo, noviembre 07, 2004

Sol Urbana Electrónica

Después de hacer una cola del terror por casi 40 minutos para conseguir una entrada para el día jueves de SUE, me puse de acuerdo con mi señor hermanito menor y nos aprestamos para a ir a ver The Mars Volta (los dos), PJ Harvey (yo) y Morrissey (ninguno en verdad, pero mi otra hermana se juntaba allá con nosotros y lo quería ver). Llegamos justo cuando Mars Volta empezaba a tocar y hermano se despidió gentilmente de mi, no sin antes encargarme su banano con un veloz movimiento de tirármelo por la cabeza, porque se iba a saltar con el grupo y el montón de locos que estaban allá adelante. Yo empecé entonces el recorrido por la que sería una de mis pocas noches de chica popular, porque mal que jamás me había encontrado con tanta gente conocida en el mismo lugar. Estuvo genial el concierto en verdad, aunque no pude disfrutar mucho a Mars Volta porque no encontré el público adecuado entre mis amigos, Pj Harvey estuvo total y Morrissey se transformó en toda una revelación. Ok, tengo muy claro que lleva años de años haciendo música, pero como mi hermana mayor lo había escuchado demasiado yo medio lo tenía tachado de mi lista de cosas que quiero escuchar. Sus letras son hermosas y fue genial estar ahí viéndolo ser tan divo como es junto a mis dos hermanos.

Aunque de todas formas el viernes fue para mi el mejor día. Mi querido Zombie me regaló una entrada y yo partí con la Maca y Ricardo a ver a Cerati. Nos pusimos muy adelante y nada, me aproveché todo el rato del anonimato que genera la masa para gritarle lo guapo que estaba. Saltamos y bailamos como locos, pero todo se vio algo arruinado cuando tratamos de retroceder, porque nos tincó que el público de Blondie podría ser un poco más fanático y super poderoso que el de Cerati. Y no nos equivocamos, tengo moretones que así lo demuestran. La horda trató de llevarse a la pobre Maca y con Ricardo fuimos a su rescate. La muy "genial" Deborah se movía como podía y yo mientras trataba de no morir aplastada. Logramos huir y aprovechamos nuestro no fanatismo para caminar, descansar, sentarnos, comer y beber. Lo mejor estaba por venir y debo confesar que el punto más alto de los dos días fue Rinocerose. Bailé como nunca y pese a que estaba ultra cansada y mis pies gritaban por un poco de comprensión, yo no podía dejar de moverlos. De hecho, no sólo lo pasé increíble, también pude copiar un par de pasos de baile del lolito que estaba parado frente a mi.

Ya les contaré cómo me va en Creamfields el próximo viernes.

lunes, noviembre 01, 2004

Elecciones


Me inscribí por primera vez para la elección presidencial pasada. De hecho estuve unas doce horas haciendo fila -porque como buena chilena orgullosa dejo todo para el último día-, y me hice bien amiguita de una niña de derecho de la Chile, con la que convecimos a dos tipos que estaban antes de nosotras de irse y no esperar más. El plan se sustentaba en que ellos iban a votar por Lavín y nosotras por Lagos, y me siento orgullosa de decir que gracias a nuestras condiciones persuasivas hubo dos votos menos y dos votos más que ayudaron, si me permiten la arrogancia, bastante en la muy incomprensiblemente estrecha elección.

Y bueno, desde entonces no me ha quedado más que hacer fila en todas las elecciones y sentirme contenta cuando mi candidato es una de las primeras mayorías nacionales o conformarme con votar por un completo desconodido(a) confiando que hará las cosas bien. En la elección pasada estuvo todo en verdad mal porque yo era muy feliz pensando que el colegio donde votaba seguía siendo el que estaba justo en la esquina de mi casa y cuando llegué a votar me habían cambiado de sede y me quedaban algo así como 40 minutos para llegar. Sin tener idea de dónde quedaba este nuevo colegio y con escasos mil pesos en la billetera agarré el primer taxi que pude y le explique al señor taxista mi dilema. Afortunadamente este caballero iba justo a buscar a su señora madre al mismo colegio y no tenía ningún problema de llevarme por luka. Habían dos mujeres en la fila, voté e hice una larga caminata de vuelta a mi hogar para encontrarme con todos ultra alterados porque yo casi que estaba desaparecida en acción.

La votación de ayer no fue para nada tan entretenida, porque las dos mujeres se multiplicaron por veinte y estuve casi una hora y media parada. Al comienzo no me molestó tanto, pero cuando se acabó mi libro y yo sólo me había movido dos centímetros del lugar donde comencé a leer me di cuenta que esto iba a acabar mal. Todas alegaban contra las vocales de mesa, que eran bien lentas, pero yo traté de resistirme porque igual las pobres llevaban horas ahí, muertas de calor y teniendo que aguantar a esta horda de señoras enojadas. Pero a medida que pasaba el tiempo mi paciencia y buena voluntad se fueron acabando y terminé pelando en mala. Imagínense que firmé antes de que me entregaran el voto, que si fuera mala en verdad (nunca lo he conseguido, no me resulta ser malvada) podría haberme quedado con un voto sólo para dejarles el cacho de una tarde larga sin que cuadraran los votos y las firmas. Pero me contuve y anulé el primer voto de mi vida cívica en el caso de los alcaldes y voté por el que sería la primera mayoría de los concejales.

Lo único que me salvó de la ira total fue que la micro que me sirve estaba casi que esperándome y eso es lo más top porque pasa casi que cada una hora. Llegué a mi casita, almorcé regaloneada por mi madre y después me enteré que por más estrecha que estuvo la elección no voy a tener cambio de alcalde. Lo que no sé es si eso es bueno o malo, porque jamás me convenció el candidato de la Concertación. De hecho, en mi anulación escribí los nombres de los dos cantidatos y seguido de dos puntos puse: "par de chantas!"

domingo, octubre 31, 2004

Amigo es...


Hace mucho rato que no escribo, mucho-mucho.

El viernes estuve en el cumpleaños de una amiga a quien no veía hace bastante tiempo ya y me encontré con varios amigos de la u. Es raro no ver a la gente que se quiere en tanto tiempo, pero esta vez al fin no me quedé con esa desagradable sensación de que nos habíamos visto pero no en verdad. Como buena periodista uno se acostumbra a no ver a la gente y conformarse con los titulares de su vida, pero no hay nada más que eso, ni un poco de profundidad y el tiempo actúa de nuevo y perdemos cada vez más. El problema se agudiza cuando además damos titulares copesa y nos mostramos como grandes truinfadores, sin saber qué pasa en verdad en nuestras vidas y corazoncitos. Por eso me rebelé el viernes -por eso y porque como ando especialmente bajón buscaba un poco de solidaridad-, y no dejé que volviéramos a pasar las horas hablando de lo mala que es la televisión chilena y de las fabulosas nuevas series del cable (Nip/tuck acabó con mi proyecto de disminuir la cantidad de series vistas)
Lo bonito de todo, contrario a todos los pronósticos, es que pudimos hablar de las malas cosas sin terminar cortándonos las venas. Fue más bien una catarsis necesaria y un recordar que los amigos tenemos que estar en las buenas y en las malas. Yo no me siento tan solita, sigo igual de perdida pero al menos sé que puedo mirar para al lado y reírme con mis amigos de los divertidos que nos vemos sin cachar lo que queremos hacer. Hacer unos pocos planes para la semana siguiente y pasarlo increíble sin tomar una gota de copete.

Se me había olvidado lo mucho que quiero a mis amigos.

lunes, octubre 18, 2004

Cambios


Mi casa es en estos momentos un verdadero campo de batalla. Desde que mi hermanita hermosa se fue a París he tratado de cambiarme a la que fue su pieza (que recientemente recibió una buena mano de pintura y no es el desastre que es la mía), pero no me ha resultado del todo. El asunto es que está lleno de cajas que le pertenecen, mi hermano subió su pc a la pieza que era mía y ahora es una suerte de escritorio virtual y además está mi desastre. Aunque ya cambié mi cama para el otro lado, estoy en una suerte de punto muerto porque no hay espacio para poner o sacar nada. Mal. Se hace urgente entonces ordenar. Mal.

Y sobre personas que se van, mi novio parte a Europa la próxima semana. El muy envidiable se va de jurado al festival de cine de Londres y después va a pasar sus vacaciones recorriendo algunos países más del viejo continente. Ok, secretamente lo odio en serio porque va a visitar a mi hermanita y a mi amiga Vero, cosa que en verdad me muero de ganas de hacer, pero también estoy cómo tan feliz porque el muchacho en cuestión hace rato que no tiene vacaciones y éstas van a ser las mega vacaciones. Mi felicidad encierra un poco de egoísmo, porque el hecho de no haber tenido vacaciones en tanto rato lo tiene convertido en un hombre que lo menciona muy a menudo y eso puede ser agotador. Entonces, ahora él lo pasa bien, se relaja, viaja, conoce y disfruta y yo a su regreso tengo novio feliz. Excelente.

Y sobre las pegas sólo puedo decir que los cambios se deberían venir y espero que vengan, pero a veces tardan más de lo que uno quiere. Un amigo que me sacó la suerte tipo marzo me dijo que este sería un año para aprender, pero no para triunfar, no mucho. Y bueno, mi amigo tenía razón, he pasado por momentos en que creo que en verdad lo conseguí, que ya llegué a la pega que me toca en este momento y que voy a permanecer en ella por un rato, pero sigo dando vueltas y trabajando en cosas que si bien me dan de comer y me sirven para darme cuenta de lo que quiero y lo que no, así como feliz-feliz no me tienen. Una amiga dijo que todo era culpa del puto año del mono y nos alegramos pensando que faltaba muy poco para que se acabe. No me voy a dar ni cuenta y ya estaré preparando mis maravillosas galletas de navidad.

Prometo intentar documentar este y tantos procesos.

lunes, octubre 04, 2004

Eterno resplandor de una mente con recuerdos felices


Y aunque isabelicity podría pensar que mi motivación para este post es lograr más visitas (ella me dejó muy claro que los blogs depresivos no son populares), escribo más bien porque hace mucho que tengo ganas de escribir esto.

Hace ya algunas semanitas vi Eterno resplandor y me dejó feliz. Hace mucho que no salía tan feliz del cine y eso no es menor porque la película se trata básicamente de estar enamorado y de recordar, de lo que queremos o no recordar y eso es bueno para una niña como yo, que está en un momento en que encuentra que la gente no termina feliz para siempre porque prefieren separarse antes.

García vió hace un tiempo una película oriental que hablaba de los recuerdos, de los recuerdos felices y me dijo que tenía miedo de que yo no los tuviera. Supongo que en ese momento García tenía un poco de razón porque yo soy medio pegada con las fases tristes y seguramente estaba triste entonces. Pero ahora le puedo escribir estas líneas para contarle que sí tengo recuerdos felices:

- Cuando estaba en cuarto básico hicimos una carrera en la hora de gimnasia. Se trataba básicamente de correr, competir y ver fracasar al otro, pero terminamos todos jugando en el suelo, llenos de polvo, asumiendo que éramos una gran familia y nos cuidábamos los unos a los otros. Hasta la fotografía era hermosa porque estaba atardeciendo y con tanto polvo la luz del sol se filtraba maravillosamente.

- Cuando llegué a Machu Pichu y me enfrenté a toda esa belleza. Hace poco me había enterado de que no quedé en arqueología y sentía que todo mi viaje a Perú no tenía ya mucho sentido, pero fue alucinante. Se mezcla un poco con mi titánica subida a las ruinas que quedan justo en la parte de arriba del Cuzco, porque casi no quedaba sol y partíamos al día siguiente. Entonces yo subí esos millones de escalones casi volando, para llegar y recorrer todo antes de que llegara la luna. Y fue increíble, recuerdo que estaba demasiado flaca porque casi no comíamos nada y sin embargo fui super poderosa para conocer ese lugar.

- Cuando estábamos con las niñas en Viña y pasamos a la playa después de ir a un karaoke. Yo estaba en mi fase sólo tomo tequila margarita y eso colaboró bastante a que calculara mal la distancia del mar y terminara algo mojada, pero estaba tan feliz, tan libre.

- Cuando bailé por primera vez con mi novio en el living de su depto. Nos estábamos yendo y él me tomó para que bailáramos antes. Yo recuerdo que pensé claramente "esto es pura felicidad".

- El segundo día del paseo del ombligo, cuando con García y Cabezona nos sentamos en la playa. Yo me sentía muy mal, pero estábamos ahí sentadas felices, tranquilas, aprovechando el delicioso sol que nos llegaba.

- Cuando Humberto H. escribió mi descripción para un trabajo de la universidad. Pocas veces me he sentido tan bella.

- Cuando García y la princesa Panchita, cada una en su momento, volvieron del viajo continente.

- Cuando este verano me atreví a reventar olas en Pan de Azúcar.

- Cuando me vi por primera vez publicada.

- Cuando Moreno me dijo que no me podía ir del programa porque si lo hacía tendría que explicarles a mis compañeros que por mi culpa se acabó todo.

- Cuando las niñas gritaron mucho para mi graduación.

Esos son algunos, por ahora me guardo los otros y sigo tratando de juntar más. Supongo que el más evidente será nuevamente en el aeropuerto, cuando mi querida Vero regrese.

lunes, septiembre 20, 2004

Ciclos


El sábado, después de un asado capaz de convertir a cualquier ser humano despiadadamente carnívoro en vegetariano, fuimos a ver Before sunset al cine Hoyts de La Reina (mi favorito de la vida si me preguntan). La verdad es que creo que era muy pequeña para la primera parte de la película, como que no me llegaba especialmente porque en ese momento los protagonistas tienen unos dos años menos que yo actualmente. Pero tenía ganas de verla igual.

Para mi lo maravilloso del cine es cómo algunas películas entran en tu vida en el momento preciso, y así fue con Before sunset. Ahora la película me mostró toda la melancolía que estaba pasando por mi mente, por mi corazón (odio la palabra, es tan cursi aunque uno no lo quiera así). Y es un poco querer volver a los 23, tener esa edad maravillosa donde lo pasé tan increíblemente bien y jugaba a estar preocupada por cosas que se suponían serias pero que no lo eran en verdad. Pura melancolía de querer volver a ser más chico, más idiota y menos consciente de todo lo que pasa. Y mientras yo pensaba lo fabuloso que era entender inglés porque estaba sentada tan adelante que tener que leer los subtítulos habría sido una tortura, pensaba en realidad que ese París era el paisaje de mi hermana, que en algún momento yo estaría allá con ella y caminaríamos juntas al café-picada que ella conoce y que le encanta. No fumaríamos porque ningua de las dos lo hace, pero hablaríamos como locas y cuando se acercara la moza ella le hablaría en su perfecto francés y yo tendría que asumir que estaba pidiendo todo bien. Tampoco ordenaríamos café porque no nos gusta demasiado. Y entonces iríamos juntas a todos lados y ella me mostraría con sus ojos el París donde habita y yo por fin podría compartir ese paisaje y almacenando como loca todos esos momentos.

Supongo que lo que pasa es que me hubiera gustado aferrarme más a mis momentos de los 23 años para quedarme allá. Love is here de Starsailor me transporta a los 23, a Valdivia en los 23 y lo maravilloso que fue cruzar la ciudad rumbo al hostal para ir a cambiarme porque estaba toda mojada, solo para terminar toda mojada de nuevo cuando partí de vuelta rumbo al cine. Y es que ahora me siento al borde de la adultez, me siento tan a punto de ser grande que todos los recuerdos de mi infancia están en mi retina y creo que podría llorar por cualquier razón. Si mi hermanita viajera vuelve en tres años más estaré tres años más cerca de los 30 y ahí no podré pretender que todavía soy chica. Siento que con la partida de mi hermanita viajera se acabó un ciclo tremendo y simplemente no quiero comenzar el otro, pero no está en mi poder decidirlo. Tener 25 es más aterrador de lo que nadie nunca me dijo.

Los protagonistas pasean por el Sena, París tiene un sol precioso y yo siento como la película me va mostrando más y más de todos esos detalles que no conozco, que me estoy perdiendo, que están almacenados en otra parte. Y todos me dicen los fabuloso que es que mi hermana viaje y lo fabuloso que es tener que ir a verla. Y yo pienso que es tan adulto poder juntar la plata para ir a verla y tan horroroso pensar que después de una semana a su lado me voy a tener que despedir de nuevo. Pura melancolía, incluso en el futuro, que me tiene con los ojos ultra hinchados.

jueves, septiembre 16, 2004

Y se fue


La semana pasada fue en verdad del terror. Mucha pena todo el rato y sabiendo que los días avanzaban y que casi no quedaba nada para el domingo. El viernes fue una de las tantas despedidas de mi hermana, está vez en la casa de su novio y la verdad es que no me molestó pasar todo el rato en la cocina para que ella se divirtiera y así lo hizo.

El sábado tratamos de celebrar el cumpleaños de mi hermano pero inevitablemente terminó como otra despedida más de mi hermana viajera. Si hasta se coló una amiga suya que decidió instalarse en la mitad del sillón de tres cuerpos y no dejar que nadie se pudiera sentar. No pude más y entre la maldita oscuridad que un día como el 11 de septiembre entrega a los santiaguinos de la periferia, me escondía en la cocina para recibir una de las tanats sesiones de abrazos para tratar de atenuar mi penita.

Creo que en los últimos dos años no nos veíamos demasiado con mi hermanita viajera, de hecho siempre fuimos buenas para pelear y agarrarnos incluso literalmente de las mechas. Hay peleas que se pueden inscribir en los clásicos familiares y si no fuera por el pasado de mi hermanita viajera con la mayor de mi hermanas, creo estaríamos en el número de uno de las peleas familiares. Bueno, ahora me queda sólo eso, un montón de recuerdos y los mails que estarán por venir. Tengo más pena de la que creía que iba a tener, el domingo fue tan doloroso que volvió a mi la ronda de abrazos para consolarme y la jaqueca con los ojos hinchados. Incluso ahora me da penita y supongo que estoy de duelo porque mi hermanita gemela se me fue.

Eso es, Sol en duelo.

lunes, septiembre 06, 2004

Hemos comenzado


De puro curiosa y para poder postearle algo a una amiga terminé haciendo mi propio blog. Leí en una Rolling gringa que el asesinato de una joven fue resuelto gracias a los blogs de sus asesinos. La profesora del ramo donde soy ayudante dijo que las personas que tienen estas páginas olvidan que son públicas y terminan siendo diarios de vida abiertos a quien quiera mirar dentro de ellos. Ok, estoy tratando de superar la paranoia.

Mi hermana Claudia parte el domingo a Francia, se va por lo bajo dos años y me da una pena terrible. He vivido 20 de mis 25 años con ella, en la misma pieza y aunque semejante sensación de encierro podría hacer que muchos deseeen que su hermana parta, a mi me produce un temor espantoso. La voy a extrañar, pero también le voy a poder dar este link para que lea lo que me pasa.

Es oficial, hemos comenzado.