jueves, noviembre 18, 2004

Welcome to hell

El viernes pasado era Creamfields y la verdad es que con la lluvia que no paraba de caer me di cuenta de que la noche iba a terminar mal y me vino un arrepentimiento total al recordar el sábado anterior pidiéndole a la Lino que me comprara una entrada. Errores del demonio.

No paraba de llover y traté de ver las cosas desde un punto de vista más alegre pensando que podría volver a usar mi demasiado taquillera chaqueta de cuero, ya que con tanta lluvia era lo mejor para no mojarse ni pasar frío. Retomar las botas y partir a bailar, porque tenía muchas ganas de bailar. Mientras estábamos en el eterno taco para entrar a la Ciudad Empresarial la lluvia empezó a caer en mala y yo a cuestionarme la factibilidad de llegar a algún lugar sin ahogarse, o al menos, no demasiado empapada. El que nos hicieran estacionar a más de 10 cuadras del evento ya auguraba una mala noche y el quedar tan al fondo de un sitio baldío no ayudaba. Pero yo seguía en mi estado de ánimo positivo, aunque ahora me gusta llamarlo ingenuo. Ok, llegamos mojadas y en el lugar en cuestión sólo habían tres míseras carpas esperando recibir a las 15.000 personas. No hay manera de no caerse en el barro y cuando llegué toda mojada al hediondo baño químico consideré la posibilidad de quedarme ahí toda la noche, total igual se escuchaba la música. Me devuelvo a la carpa y tratamos de bailar con la Lino. No lo conseguimos, la gente está muy ocupada en empujarte y por ello no me parece muy descabellado ir a al escenario principal, sin techo protector, a escuchar la canción de Groove Armada que tanto le gusta a la Lino. Para cuando llegamos a la segunda carpa tengo hasta los calzones mojados y el resfrío es inminente.

Sigo tratando de bailar y me siguen empujando. La mala vibra se apodera de el lugar y no hay forma de pasarlo bien. En serio, no hay forma. Tipos ebrios y yo arrancando de ellos sólo para volver a encontrármelos más adelante. Me voy a terminar agarrando con alguna de las odiosas minas mojadas que no tienen problema en pasar encima mío. Estoy tratando de pasarlo bien pero no me resulta. Me concentro, bailo, fumo, recibo un empujón, sigo tratando de bailar, tres tipos pasan por arriba mío. Es oficial, soy invisible y no hay manera de pasarlo bien. Es oficial, por más que quiero tenemos que irnos y yo perdí 12 lukas. No importa, no es tan grave hasta que tratamos de llegar a la salida y el barro entra a mis botas. Hace rato que mis calcetines están en la punta de mis pies y ni mi pantalón corto se salva del barro. Estoy enterrada y sólo puedo caminar a menos de un kilómetro por hora, mientras la implacable lluvia me moja y me moja. Estoy empapada y quiero a mi mamá!!!!!!!!

Logramos salir y temo, esta es la última vez que salgo con mis botas regalonas. No hay posibilidad de rescatarlas. Caminamos las 10 cuadras de vuelta sólo para darnos cuenta que el auto está encerrado. La Lino sale en una búsqueda que duró una hora por alguien que nos ayude o al menos nos de una explicación. Yo estoy metida en el auto y sé que no hay manera de evitar la pulmonía. Sale un tipo del costado y uno de los giles del estacionamiento mueve nuestro auto para poder salir. La Lino no responde a mis 10 llamados y estoy a punto de llorar. La Lino llega y yo me vuelvo mala. Rayamos y rallamos aquel auto. Nos subimos y nos vamos. Nos equivocamos de calle, nos devolvemos y cuando llego a casa la ducha me espera. Como guagua recién bañada me meto a la cama y me doy cuenta de que acabo de vivir una de las peores noches de mi vida.

El domingo agarro el diario y leo: Estafa en concierto de Groove Armada. Ni siquiera me mojé por la gente correcta, no eran ellos.

1 comentario:

Vero dijo...

AGGGGG. que bajón el final. y que gracioso, por cierto....
:$